miércoles, 21 de noviembre de 2007

Una camilla muy especial

Las grandes creaciones no suelen surgir de la nada. Por lo general, estas ideas tienen un origen emparentado con la observación detenida y detallada de acontecimientos cotidianos que presentan problemas difíciles de resolver. Algo similar le ocurrió a Claudio Blotta, un inventor argentino nacido en Rosario que en 1994 ideó la primer camilla automática para emergencias. Este dispositivo permite levantar a las personas heridas sin tocarlas, evitando así el agravamiento de las heridas que podría generar un eventual contacto. “Este invento nació a partir de un accidente callejero. Había una persona tendida en la calle y la gente decía lo que se estila en estas situaciones: ´Que nadie lo toque´. Esa frase fue el disparador necesario para poner la mente en acción y resolver el dilema. La camilla, señala el creador con modestia: “Es muy simple, se trata de una cinta transportadora, ubicada en una estructura, que gira y retrocede a la misma velocidad que avanza el chasis, y que permite levantar al herido sin moverlo”.
Por este invento Blotta fue distinguido en 1997 con la Medalla de oro en la Exposición Internacional de Inventos realizada en Ginebra, Suiza. Sin embargo, para participar en esa exhibición en la que compitieron 41 países, debió invertir alrededor de 10 mil dólares ya que no contaba con ningún tipo de apoyo estatal o empresario. En Argentina, ser inventor no es fácil y mucho menos redituable. Sólo unos pocos pueden vivir de sus creaciones, como Blotta que posee numerosas patentes de invención tanto en la Argentina como en los principales países del mundo, y más de diez productos comercializados con mucho éxito en el mercado. Además, este ingeniero rosarino posee un taller en el que desarrolla motores para lanchas junto a tres empleados más.
Blotta, fue un inventor precoz. A los siete años desarrolló su primer invención: una caña de pescar automática. El anzuelo tenía atados dos hilos, uno tenso y el otro flojo. El tenso movía un disparador de una banda de goma, que se largaba cuando los peces mordían la carnada. Asimismo, también realizó mejoras para motores fuera de borda, e inventó una compactadora de residuos y una máquina cortadora de discos farináceos.
Para este inventor, admirador de Leonardo Da Vinci: “La mayoría de los inventos son una combinación de cosas inventadas o descubiertas, y los que a mí me gustan son esos que cuando los ves decís: `ah, mirá qué fácil que era ´.

Por Esteban Martínez

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