jueves, 1 de noviembre de 2007

Los vermicelli que resisten el paso del tiempo

En el microcentro , el restaurant “Pippo” lleva 70 años cocinando pastas caseras, carnes y mariscos. A las nueve, cuando la ola de los empleados termina de romper en los umbrales de tanta casa, el microcentro se encuentra despoblado y luminoso. El restaurante Pippo, tradicional lugar de pastas y carnes desde 1936, espera a los comensales que frecuentan el centro de la ciudad porteña. En las grandes ciudades, la comida rápida (fast food) ocupa un lugar importante en la alimentación, sin embargo la comida casera no pasa de moda y tampoco los lugares que la ofrecen. En PIppo, el plato más pedido son los los vermicelli al tuco y pesto. Se elaboran setecientos kilos semanales de estos gruesos fideos caseros. Las cintas o spaghettis de albahaca, los ravioles de calabaza y la ensalada málaga son otros de los platos recomendados. Los postres, la parrilla y los mariscos también se sirven en grandes porciones. En cuanto a los precios, no son elevados pero tampoco pueden decirse económicos. Los dos locales de Pippo ofrecen servicio de delivery que incluye reparto de minutas y pizzas a domicilio. Luego de setenta años, Pippo se sabe adaptar a las demandas actuales. Este lugar que mantiene vivo el interés por la buena pasta fue y es lugar de encuentro de importantes figuras del teatro, el deporte, la política tales como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Tato Bores, Horacio Acavallo, Oscar "Ringo" Bonavena, "El Mono" Gatica, Hugo "El loco" Gatti, Ramón "Palito" Ortega , Raúl Portal, Gastón “Gato”Gaudio, Andy Kusnetzoff, Marcelo Tinelli, y tantos conocedores del buen comer que siguen manteniendo vigente este tradicional restaurant. En el local de Paraná al 300 las mesas están cubiertas con papel, las servilletas blancas tienen bordado en rojo el nombre del restaurant y la sensación es la de comer como en casa. La cartelera de la entrada muestra con orgullo un recorte de diario que cuenta su historia y exhibe grandes fotos con sus especialidades. "Todo lo perdemos y todo nos perderá", escribió Antonio Machado, pero si una ilusión queda se puede intentar conservarla. Mantener como sitio de encuentro un lugar que recuerde a nuestro hogar puede convertirse en una trinchera ante el avance del tiempo y la hegemonía de la comida chatarra.

Por Mariana Mei.


Pippo

Montevideo 341

Paraná 356

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