Dos escritores de orígenes diferentes captaron, a través del lenguaje de sus obras, la identidad de un pueblo: Julio Cortázar y Roberto Arlt, son una parte importante de nuestro patrimonio cultural.
Toda expresión artística define el espíritu de un pueblo. Conocer la literatura de un lugar es necesario para entender lo que hay detrás del paisaje. Tanto Arlt como Cortázar, son dos escritores que supieron interpretar Buenos Aires y lograron plasmar esa identidad en sus libros.
Sus orígenes son disímiles: Arlt (foto 1) era hijo de un inmigrante prusiano y una italiana. A los 26 años publicó El juguete rabioso, su primera novela. Por entonces, comenzaba también a escribir para los diarios Crítica y El mundo.
La profesionalización de la escritura no se había establecido con bases sólidas y, por ello, debía realizar ambas actividades para sobrevivir.
El Juguete rabioso, es una de las obras que quien quiera deleitarse con buena literatura no puede eludir. Arlt se distingue por su manera de decir y su talento para describir lo que lo rodea. Sus columnas diarias, las Aguafuertes porteñas, aparecieron de 1928 a 1935 en diario El Mundo.
Entre los títulos del autor también se destacan: Los siete locos (1929), Los lanzallamas (1931), El amor brujo (1932), Aguafuertes porteñas (1933), El jorobadito (1933) y Aguafuertes españolas (1936).
En 1935, Arlt viajó a España y África enviado por el diario El Mundo. Las notas realizadas durante ese periplo, fueron compiladas para la edición de Aguafuertes Españolas. Esto constituye una excepción, puesto que, salvo alguna escapada a Chile y Brasil, Arlt mantuvo a la ciudad de Buenos Aires como escenario privilegiado, tanto en su vida real como en la trama de sus novelas.
Julio Cortázar (foto 2) es una marca registrada en la literatura argentina, un baluarte que despierta entusiasmo entre sus lectores. Hijo de un diplomático argentino, nació en Bruselas en 1914. Sin embargo vivió muchos años en el país y sus obras fueron escritas en castellano. Realizó estudios de Letras y de Magisterio, trabajó en varias ciudades del interior de Argentina. Supo retratar a Buenos Aires con realismo y belleza. Sus creaciones literarias no tienen desperdicio, para los que quieren conocer más del suelo argentino y para los que quieren releer buenas obras. El gran maestro del cuento tiene entre sus títulos mas importantes: Bestiario (1951), Las armas secretas(1964), Todos los fuegos el fuego (1966), Alguien anda por ahí (1977). Su libro más importante fue Rayuela escrito en 1963 y con una estructura vanguardista que revolucionó el ámbito cultural de su época.
Por todo esto, tanto Arlt como Cortázar son dos artistas de la palabra que inmortalizaron el lenguaje que cotidianamente se usa en cualquier esquina de esta gran urbe. Son escritores imprescindibles para el que quiere desmenuzar el sentir porteño y sus vaivenes.
Los ciudadanos del mundo, los que se van y siempre vuelven, los que están ávidos de buenas historias y los que están deseosos de releer lo que les regocija el alma, deben buscar los títulos que estos autores legaron. “No te dejes abatir por las despedidas, son indispensables como preparación para el reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontraran, después de algunos momentos o de todo un ciclo vital” dice Richard Bach en su libro Ilusiones. Un buen libro puede ser un gran amigo con el que siempre nos podemos reencontrar.
Toda expresión artística define el espíritu de un pueblo. Conocer la literatura de un lugar es necesario para entender lo que hay detrás del paisaje. Tanto Arlt como Cortázar, son dos escritores que supieron interpretar Buenos Aires y lograron plasmar esa identidad en sus libros.
Sus orígenes son disímiles: Arlt (foto 1) era hijo de un inmigrante prusiano y una italiana. A los 26 años publicó El juguete rabioso, su primera novela. Por entonces, comenzaba también a escribir para los diarios Crítica y El mundo.

El Juguete rabioso, es una de las obras que quien quiera deleitarse con buena literatura no puede eludir. Arlt se distingue por su manera de decir y su talento para describir lo que lo rodea. Sus columnas diarias, las Aguafuertes porteñas, aparecieron de 1928 a 1935 en diario El Mundo.
Entre los títulos del autor también se destacan: Los siete locos (1929), Los lanzallamas (1931), El amor brujo (1932), Aguafuertes porteñas (1933), El jorobadito (1933) y Aguafuertes españolas (1936).
En 1935, Arlt viajó a España y África enviado por el diario El Mundo. Las notas realizadas durante ese periplo, fueron compiladas para la edición de Aguafuertes Españolas. Esto constituye una excepción, puesto que, salvo alguna escapada a Chile y Brasil, Arlt mantuvo a la ciudad de Buenos Aires como escenario privilegiado, tanto en su vida real como en la trama de sus novelas.

Por todo esto, tanto Arlt como Cortázar son dos artistas de la palabra que inmortalizaron el lenguaje que cotidianamente se usa en cualquier esquina de esta gran urbe. Son escritores imprescindibles para el que quiere desmenuzar el sentir porteño y sus vaivenes.
Los ciudadanos del mundo, los que se van y siempre vuelven, los que están ávidos de buenas historias y los que están deseosos de releer lo que les regocija el alma, deben buscar los títulos que estos autores legaron. “No te dejes abatir por las despedidas, son indispensables como preparación para el reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontraran, después de algunos momentos o de todo un ciclo vital” dice Richard Bach en su libro Ilusiones. Un buen libro puede ser un gran amigo con el que siempre nos podemos reencontrar.
Por Mariana Mei